Giselle Bahamondes Quezada, es profesora de Castellano y Comunicación Social en enseñanza media (2002), Licenciada en Educación (2002), Magíster en Didáctica de la Lengua Materna por la Universidad del Bio-Bío (2013) y Doctora en Didáctica de la Lengua y la Literatura por la Universidad de Granada, España (2017).

En los años 2004, 2011 y 2016 realiza pasantías en Universidades españolas como: la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Santander, el Centro de Lenguas Modernas y la Universidad de Granada para potenciar su trabajo y especializarse en Didáctica de la Lengua y la Literatura.  En tanto que, en los años 2022 y 2023, obtiene las Becas Santander y Pasantías Latinoamérica de la Universidad Católica del Maule para desarrollar actividades académicas de investigación y vinculación en México y Cuba, respectivamente.

Desde su integración a la Universidad Católica del Maule como académica en el Departamento de Lengua Castellana y Literatura (2014), ha desarrollado actividades curriculares como: Taller de Competencias Comunicativas, Didáctica de la Comprensión y la Producción Oral y Escrita, Didáctica de la literatura y Didáctica multicultural, lo que le ha permitido aportar en la formación de profesores de Lengua Castellana y comunicación desde la docencia, la gestión y la colaboración en programas de especialización y posgrado para profesores en ejercicio.

Además de la labor académica que desarrolla, coordina y da clases en el Programa de Voluntariado de Español para Migrantes, realiza capacitaciones en establecimientos educativos de la región en el área de currículum, didáctica e innovación, y participa como académica asesora para distintos centros de perfeccionamiento docente en Chile y el extranjero.

A diferencia de lo que generalmente hemos pensado, la lectura por placer es una afición educable distante del hábito formativo, de la prescripción, ajena a la repetición y la costumbre. El gusto por la lectura conjuga la inclinación con el disfrute y deriva en la afición de leer. De ahí la importancia de educarla en la escuela. “Ayudar a los alumnos a leer, interesarlos por la lectura, es dotarles de un instrumento de culturización y de toma de conciencia cuya funcionalidad escapa a los límites de la institución” (Solé 1995: 4). En definitiva, se trata de una oportunidad de desarrollo personal y social, que permite a los niños y a los jóvenes amar y disfrutar la lectura para trascender lo literario, para pensar y acceder al conocimiento individual y social, y que, sin lugar a dudas, requiere de redefiniciones políticas y curriculares, definiciones para la formación inicial y el desempeño docente, para la promoción de comunidades lectoras (niños, padres, profesores, etc.) y para otorgar a la sociedad y al niño o joven lector, la libertad de leer por leer y de descubrir en la tarea, el placer de hacerlo.

Conscientes del valor que tiene la lectura literaria en la formación de los niños y jóvenes chilenos, es que se hace fundamental repensar el lugar que ocupa en las aulas escolares. La educación literaria consiste en dotar al estudiante lector de los conocimientos que requiere para la construcción de su competencia literaria; educarlo en la participación activa de la recepción de las obras y formarlo para que sea capaz de reconocer las cualidades del discurso literario. Por ejemplo, implica que, como profes, podamos ayudarlos a descubrir la lectura como experiencia satisfactoria, vinculada directamente a su plano emotivo y su vivencia; mediar en la búsqueda del sentido que puede tener para este y enseñarle a familiarizarse con las particularidades discursivas que las obras poseen. Parece un poco complejo, pero no lo es.
Lamentablemente, no basta con la simple declaración en las programaciones curriculares a través del planteamiento de objetivos de aprendizaje o de metas en la formación escolar, sino más bien, con la concreción de los dominios en el aula, el fortalecimiento de la formación docente y la permanente preparación de profesores y mediadores. Tenemos grandes desafíos.








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